sábado, 27 de mayo de 2017

Palawan

Denise y yo llegamos a Palawan via Puerto Princesa. Nuestra idea era seguir directas a Port Barton, pero a la hora wue llegaba mi vuelo ya no había furgonetas así que nos tocó quedarnos esa noche.
Al día siguiente por la mañana compramos los billetes a Port Barton, que previo regateo conseguimos por 400 pesos y como teníamos que hacer tiempo hasta las 4 alquilamos una moto y nos fuimos a ver la prisión.
La particularidad de la prisión reside en que los turistas pueden visitarla y hablar con la mayoria de los internos que habitan en espacios abiertos.Fue un poco raruno, porque llevamos cigarros siguiendo las indicaciones del blog del que Denise había sacado la idea de ir, y para repartirlos nos hicieron tirarlos desde un torreón, con lo que me sentí como en un acuario alimentando los peces cuando la gente se abalanzaba para cogerlos.















De Puerto Princesa a Port Baron tardamos 4 horas porque la carretera es pésima y parece todo el rato como que estuvieras en una montaña rusa.
No teníamos alojamiento, así que al llegar fuimos a ver si había sitio en un hostel que nos habían recomendado unos españoles que conocimos en Bohol, pero estaba lleno, así que como estabamos matadad y era tarde, nos quedamos en el que estaba al lado, que era baratísimo y total para una noche….Pero ay ilusas de nosotras… que fue la noche más larga de nuestra vida. Teníamos una cucaracha del tamaño de un cocodrilo australiano, así que a mitad de la noche Denise la vió y la pobre ya no pegó ojo… aunque he de decir que yo me volví a quedar inconsciente.
Al día siguiente nos mudamos  a un bungallow en plena playa, “Dorado” que afortunadamente no tenía bichos y nos dedicamos a estar tiradas a las bartola en la playa para combatir el estrés post cucaracha.
Nuestro último día en Port Barton lo dedicamos a hacerun island hoping.Por 700 pesos fuimos a varias islas, hicimos snorquel y vimos tortugas. Aunque sin duda alguna lo mejor fue la comida, pescado fresco y verduras al grill que cocinaron en una de las paradas.



















Puesta de sol desde nuestra terraza 







Playa en Port Barton




Al día siguiente a las 8 de la mañana cogimos furgoneta a El Nido ( 459 pesos regateando y 4 horas por carretera de cabras).No me fui con muy buen sabor de boca de Port Baton, ya que dejé preparada mi ropa la terraza para hacer miworkout pronto antes de irnos ymisteriosamente desapareció jajajaja. Pero bueno, ahora cadavez que “ pierdo” algo lo miro desde el lado positivo y significa quetengo algo menos que arrastrar por el mundo…. Y la verdad, que después de tantos meses viajando, cada vez queda menos de mi lado “ Birkin” y me preocupa bastante pocola pinta conla que me paseo.
En el Nido estaríamos solo 2 noches. La primera la del día que llegamos y que dedicamos a estar en la playa y buscar un island hopping para el día siguiente. Hacer un island hopping ( o tour en barco de una isla a otra) constituye la principal atracción turística de El nido, ya que el pueblo en si no merece la pena. Hay 4 tipos y se denominan por letras A, B, C y D.
Todo el mundo nos recomendó que hiciéramos el tour combinado A y C, que en teoría son los más bonitos entre todos los que había. En el Nido coincidimos con un chico que yo había conocido en Malapascua, Jon, que estaba con una amiga suya y Gonzalo, un chileno de su hostel.Pensamos en coger un barco para nosotros solos, porque en teoría sale incluso mejor de precio y haces lo que quieres,  pero al final no lo encontramos así que cogimos un tour en Apex tours porque estaba al lado del hostel y nos daba pereza ir a buscar en más sitios. Aparentemente en todos los sitios los tours eran iguales y al mismo precio ( 1500 pesos), nosotros  conseguimos un mini descuento y nos lo dejaron por 1400 en lugar de 1500.


En teoría había 2 barcos, uno lleno de australianos borrachos con 30 personas a bordo y el nuestro, que era mucho más “ petit comité”.
Además de Denise, Jon, su amiga Senait, Gonzalo  y yo, coincidimos  con un grupo de americanos y unos holandeses,y con una pareja de chilenos, Tamara y Pablo.
Como èramos tan poquitos en el  tour fue “ súper familiar” e hicimos súper buena piña todo el grupo de latinos y respectivos amigos. Visitamos small, big and secret lagoon, Shimizu and helicopter islands, y Secret, Hidden y Star beach.

A lo largo del tour se para en diversos puntos para hacer snorker ( el equipo te lo prestan, pero dependiendo de tu grado de escrupolosidad igual combiene llevarte tu propio tubo porque probablemente mil bocas habían chupeteado el que yo usé).





Big Lagoon 




Ademàs en las lagoons se puede hacer kayaking, aunque eso se paga aparte ( 200 php). Es muy recomendable porwue sino tardas la vida en nadar de u lago al otro, aunque eso sí, no os monteis 3 en un kayak porque nosotras volcamos repetidas veces y nos tuvieron que rescatar, eso sí, las risas están aseguradas.
También la comida está incluída. Algunos barcos paran en alguna de las islas, pero en nurstro caso, cocinaron prscado y pollo a la parrilla y verduras enel mismo barco y comimos a bordo. Yo andaba un poco delicadita porque sospecho que algo que había comido en el desayuno no era muy gluten free, así que hice dieta absoluta jajaja pero hubo algunos (y no quiero decir nombres por si me leen 😂😂) que ni desayunaron para poder comer todo lo posible.
También había barra libre de cerveza y ron cola a bordo por lo que para concluir el tour desembarcamos en la preciosa playa de 7 Commando beach para ver la  puesta de sol mientras acabábamos con nuestras reservas de bebidas
Ya una vez que se hizo de noche pusimos rumbo de vuelta al Nido. Nuestra estancia en Palawan concluyó con unas bebidas post cena en la playa. Denise y yo nos íbamos al día siguiente en el ferry de las 6 de la mañana, con lo que nos tocó irnos a la cama pronto como los Lunnies.  Resultó que casi todos seguían el mismo itinerario en los días siguientes hacia Corón por lo que nos despedimos con un hasta luego y quedamos para vernos todos en el siguiente destino.
  




Grupo en 7 Commando beach 






Puesta de sol en 7 Commando beach 











martes, 9 de mayo de 2017

Visayas varias

Después de unos maravillosos días en Malapascua, la siguiente etapa del viaje era una isla cercana a Cebú llamada Siquijor.
Mi idea era planear un poco el resto del viaje mientras estuviese en Malapascua, pero entre lo cansada que llegaba cada día del buceo y que en Filipinas la conexión a internet brilla por su ausencia, me planté en mi último día en la isla sin saber ni a donde ir.
Como mi instructora me dijo que Siquijor era “ very nice”, muy tranquilo y menos turístico, para allá que me fui.
En teoría había un ferry  que iba directo de Cebú a Siquijor en 8 horas, pero los horarios no son muy confiables.Llamé incluso a la compañía y no me sabían decir muy bien a que hora salía,  si era directo  o tenía que cambiar de barco en otra isla, por lo que me decanté por la opción bus burra, ya que sabía que había  durante todo el día con relativa frecuencia.
Desde Malapascua hay que volver a tomar el ferry a Maya, en la isla de Cebú. El primero es a las 7 de la mañana y cuesta 100 pesos, más otros 20 si hay bajamar ya que entonces una “ banka” te tiene que llevar desde Cocobana resort, en la playa principal al barco.
Una vez en Maya no había autobuses así que todos nos subimos en una de las vans que estaban esperando en el puerto y que cuestan 200 pesos, lo mismo que el autobús con airacondicionado. Aunque he de decir que era mucho más incomoda y encima íbamos como sardinas en lata, porque otra cosa no, pero aquí saben lo que es la optimización del espacio.
Llegamos a la terminal norte de autobuses a la 1:15 ( tardamos 4 horas con parada a desayunar incluída)y de ahí taxi a la terminal sur de autobuses ( unos 100 pesos con taxímetro) para coger el bus a Dumaguete
Salen  continuamente, aunque eso sí ,no hay horario ninguno, sino que es según se van llenando, así que a las 14:20 cuando no entraba nadie más salimos.
Se suponía que en total se tardaba 6 horas hasta Dumaguette, pero tardamos 2 h en recorrer 29 km así que hasta las 10 pm mo llegamos.
El viaje fue pesadísimo, primero es bus hasta Santander y allí el bus se monta en el ferry hasta la isla de Negros y otros 30 minutos hasta Dumaguette. Normalmente la gente para en el camino,en Mohaboal o en Bohol y ahora entiendo por qué. Al menos el señor que tenía al lado era un encanto y al decirle que viajaba sola le debió entrarinstinto paternal, porque me compró caramelos, torreznos y todas las especialidades locales de los vendedores que subían al autobús en cada parada.
Coste total: 310 ( 240 el bus más 70 del ferry), impresión global: muerte y destrucción, viaje muy pesado, lo más reseñable los torreznillos y que en el camino vi Valladolid,que básicamente consistía en un solar en venta jajjaja, pero siempre me hace ilusión ver “ Valladolores” por el mundo a pesar de lo mucho que reniego de mis orígenes.
Hice noche en el Flying fish,  del que puedo decir sin duda alguna que es el mejor hostel en el que he estado en Filipinas  con diferencia. Cumple con los estándares de limpieza y tiene duchas de verdad, no al estilo asiático en el que hay un grifo pegado al baño y puedes ducharte a la vez que haces pis, como quien dice.
No vi nada de la ciudad, ya que solo hice noche porque no llegaba a coger el último ferry a Siqijor, pero según me dijo todo el mundo es como todas las ciudades filipinas, fea, y no merece la pena.
De Dumaguete a Siquijor cogí el ferry  lento de la compañía Montenegro  que tarda 1:45 horas y cuesta 140 pesos.Hay uno rápido, pero el viaje es tan corto, que a mi parecer no merece la pena y cuesta más del doble.


En Siqijor me quedé en San Juan, pero solo una noche y no 3 como pensaba en un principio.
En primer lugar porque nada más llegar me enteré de que no había ferrys diarios y tenía que coger un vuelo de Cebú a Palawan, en segundo porque el hostel era un poco de tuto o muerte, y tercero porque sin moto no te podías mover, y ya sabeis de mis habilidades conductoras…..( que en el caso de la moto son lo que vienen siendo nulas).





Lo de la moto lo solventé, porque al poco de llegar al hostel apareció una chica que viajaba sola y me pareció la ocasión perfecta para “ hacer amigos”. Así que después de tener la típica conversación de de dónde eres, estudiad o trabajas, me dijo que me paseaba en plan Miss Daisy por la isla porque ella sí conducía moto. Así que en media tarde nos recorrimos la isla, ( a grandes rasgos).














Entrada al puerto de Siquijor 














Cascadas  de Cambugahay 
 Resultó que Denise, la holandesa, volaba el mismo día que yo de Cebú a Puerta Princesa, por lo que decidimos seguir el viaje juntas.Como al día siguiente no paraba de llover decidimos coger un ferry a Bohol, porque de allí era mucho más fácil ir a Cebú ya que había varios ferrys por día. A Bohol no pensaba ir ya que hace un par de semanas hubo un atentado terrorista, pero Denise venía de allí antes de pasar por Siquijor yme dijo que no había peligro ninguno, así que allí que nos fuimos.250 pesos el tricycle de San Juan al puerto, 700 el ferry rápido con Ocean Jet, 17 de port fee y 45 por facturar el equipaje.
Nos quedamos en el mismo hostel en el que ella se había quedado la vez anterior en Alona beach.Ese día no hicimos nada, pero quedamos para ir al día siguiente a ver las Chocolate Hills con unos chicos que conocimos en el taxi del puerto a Alona beach. Quedamos con un conductor local para que nos llevara a las 4 de la mañana así que tocó irse a la cama pronto como los Lunnies.
A la hora acordada estábamos en la puerta, pero para mi sorpresa, no nos esperaba una furgo para 6 personas sino un coche, y claro ahí no entrábamos ni de coña.
Parece ser que saqué toda mi mala leche, yo no lo noté porque a mi me parecía que hablaba tan normal, pero según el resto sonaba muy enfadada cuando le decía al conductor que fuera a buscar otro coche. El caso es que no sabemos de donde apareció otro conductor, que nos ofreció llevarnos en su furgoneta que estaba aparcado enfrente, así que nos montamos con nuestro “ salvador”. Y digo “ salvador” porque eso pensábamos antes de que empezase a conducir jajaja, porque normalmentese tarda 2 horas en llegar y tardamos una, porque quería estar seguro de que llegávamos para ver el amanecer. Yo no pasé miedo porque soy bastante confiada, y sé que cualquiera conduce mejor que yo jajajaja, pero una pobre se pasó todo el viaje diciendo que íbamos a morir 😂😂😂.
No morimoy llegamos, aunque el sol ya casi había salido, pero mereció la pena porque no había nadie y normalmente el mirador en Carmen suele estar a reventar.



Survivors




Chocolate hills










Después del madrugón pusimos rumbo de vuelta y el resto de fue a dormir. Yo en vez de eso me tomé unos cuantos cafés y listo.
Alona es un poco “ Gandía” así que no hay demasiado que hacer, es el típico pueblo de veraneo. Así que alquilamos una moto para ir a White beach, otra playa a unos 10 minutos de Alona y comer allí.
Aprovechando la coyuntura recibí mi primera clase de conducción, porque está visto que en Asia sin moto no eres nadie, y cuando Denise se vaya, ya no voy a tener quien me pasee y me va a tocar conducir por mucho que me pese.





White beach 









Para concluir nuestra estancia en Alona,salimos un ratillo con el staff del hostel y casi “ matamos” a una de las recepcionistas porque la pobre no había bebido en su vida y los filipinos son tan buena gente, que por no hacer el feo, intentó seguirme el ritmo a mi que soy como bob esponja y me bebo las copas a la velocidad del rayo….así que nos tocó llevarla a casa.
Al día siguiente ya volamos a Puerto Princesa y para ello cogimos el ferry a Cebú ( 800 pesos en clase turista y 3 horas) y casi casi lo perdemos, nos tocó incentivar al taxista con 20 pesos de propina para que acelerara y esprintar con mi “ pequeña” mochila de 20 kilos.A falta de crossfit al menos esto me sirve como entreno.. Media hora en taxi  y 200 pesos después, llegamos al aeropuerto de Cebú para coger nuestros respectivos vuelos a Puerta Princesa y así poner fin a nuestra etapa en las islas Visayas.