domingo, 12 de marzo de 2017

Sydney

Ya hasta el kiwi ( nunca mejor dicho)y en 3 horas y mediode vuelo  llegué a mi siguiente destino  , Sydney.
Como chica de ciudad que soy y pese a haberme gustado mucho “ lo verde” ya necesitaba un poco de civilización y vida y definitivamente Sydney tiene ambas.
En total estuve 4 días aunque desgraciadamente me calló la del pulpo y no pude disfrutar del maravilloso tiempo que todo el mundo me había dicho que  hacía siempre.
El primer día llegué ya a última hora de la tarde y lo único que hice fue ir a ver la ópera y el jardīn botânico, aunque ver lo que se dice ver , del jardín vi poco poque estaba ya más negro que un grillo.
El segundo día me enteré que existían los” I’m free walk tours” por el centro de la ciudad y que súper recomiendo. Salen del ancla que hay en la plaza del town hall a las 10:30 y a las 2:30 y duran unas 2:30-3 horas dependiendo del guía y están muy bien para conocer un poco de la historia de la ciudad y los puntos de interés más importantes.
Son gratuítos, aunque al finalizar sí que conviene dar una propina, sobre todo porque los guías viven de ello y porque realmente son muy buenos.
Yo estaba frita de leerme la lonely planet así que me fui al de las 10:30 y que me lo dieran todo hecho, pero empezó diluviar de tal forma que solo faltaba que Noe aparcara por allí con su arca, así  que decidí “ perderme” y esperar a que escampara porque además para seguir señalizando mi viaje había perdido el paraguas y para un día que voy y me visto de persona normal va y diluvia.
Así que tras abortar misión volví de nuevo al tour de las 2:30 para recorrer el centro y acabar en Harbour Bay.






Town hall de donde sale I'm free walking tour






Fachada de Queen Victoria Arcade



Interior de Queen Victoria Arcade














Interior Victoria Queen Arcade






Angel Place, donde en las jaulas hay altavoces con sonido de aves  para imitar como  era  en tiempos de la colonización








Aprovechando la coyuntura y que había dejado de llover, recorrí otro de los imprescindibles de Sydney, el Sydney  Harbour Bridge, al que se accede desde la calle Argyl en “ the rocks”.
El puente merece la pena recorrerlo a todas las horas del día para así disfrutar de las vistas del edificio de la ópera. Así que llegué de día y me recree con todos los maromos ( que fueron muchos) que pasaron corriendo por el puente hasta que se puso el sol.

Otro de los imprescindibles de Sydney es ir a Bondi Beach a la que se llega en el autobus 333 en una hora mas o menos. La playa no era para tanto  y encima hacía un viento que me volaba( y eso que no soy ligera precisamente) pero el paseo que va hasta Bronte  y que recorre los acantilados hay que hacerlo.Es un poco más de media hora y luego se puede volver a Bondi o coger el bus 440 para volver al centro de Sydney.










Vista de la ópera desde HArbour bridge 






Harbour bridge 












bondi BEach 




Bondi beach y su " tiempazo" 




El primer fin de semana de marzo se celebra Mardigrass que es la gay parade, así que en el camino de vuelta y puesto que la ciudad se paraliza con motivo de esta fiesta y que no había bus al centro, me bajé en el barrio de Paddington aproveché para verlo.
En su día comenzó como una reivindicación pero a día de hoy es una excusa para fiestear y desmadrarse. Para muestra un botón:












Al volver no pensaba hacer nada, porque mi vida social en Sydney ha brillado por su ausencia, pero entonces llegó una brasileña, que nada más dejar las maletas me dijo que si nos íbamos de fiesta, y aunque estoy un poco abuela, por qué no?
Dimos más vueltas que un tonto porque no teníamos ni flores de donde ir( es lo que pasa siempre si no estás con locales, pero al final encontramos en un rooftop bastante mono en el que conocimos a un hindo- australiano con el que terminamos las noche en los columpios de un parque infantil. Muy surrealista todo pero muy divertido a la vez. La noche se dió por concluída cuando en los columpios conocimos a un sueco que estaba más colgado que nosotras y la brasileña me dejó tirada para irse con él ( y no para seguir jugando en los columpios precisamente).

Otro de los imperdibles de Sydney y que fue lo que yo hice el domingo antes de coger el bus nocturno a Melbourne es ir en ferry a Manly, que es una población que está al otro lado de Sydney  Harbour, y la gracia es que en el trayecto tienes mejores vistas de la ópera y Sydney  Harbour bridge.
Manly no tiene mucho más allá de una playa y unos cafecitos, aunque cuando yo fui se celebraba el Australian Open of Surfing. Y aunque el tiempo no podía ser peor ahí que me quedé un par de horas mirando..

Un truqui del almendruqui para moverse por Sydney es sacar la opal card, que es la tarjeta pública de transporte válida para tren ligero, bus y ferry  y se consigue de manera gratuíta en cualquier estación de tren.. Se recarga y es “ pay as you go” en función de los kilómetros recorridos ( la pasas al subirte y al bajarte para contabilizarlos) pagando por trayecto entre 2,10 y 7,18 dependiendo del tipo de transporte y la distancia,  hasta un máximo de 15 AUD  por día de lunes a sábado,a partir de ese importe todos los trayectos son “ gratis” y ya no se te cobra más. El truco para ir a Manly o Bondi es hacerlo el domingo, ya que el cargo máximo en la tarjeta opal es de 2,50 dólares( en lugar de 15 como el resto de días),, con lo que por ese único importe puedes moverte por toda la ciudad.







La foto no es en blanco y negro, es que hacía así de malo 





Surf babes in Manly 









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